domingo, 21 de diciembre de 2008

Una mañana, una mañana linda,
desayunando en uno de aquellos tantos benditos lugares que nos alegran el alma con sus festivos colores y el olor de sus tortillas enmantecadas llenas de salsa (paramirojapor favorgracias¿cuantoes?) junto a mi, familia amplísima, llena de menores de 20 años y subiendo hasta la tercera edad sentados en sillitas de madera (calculé masomenos 18 consanguinolentos, todos llegados en una venture y en camión) Todos vienen de bañarse en el general y traen cubetas con zacates, pasta de dientes y jabones zest. Toallas al cuello, cabellos goteando.
Una voz se distingue de las otras, habla alto y rápido. Albures a la abuelita y risas de las primas más simplonas.
Segunda voz: - "Oie cabrón, ¿cómo le haces para sacar tanta mamada?"
Y esa voz, esa voz:
"Híjole, pues me levanto bien temprano"