jueves, 7 de abril de 2011

Buenos y temblorosos días

Yo, en la cocina, Alfredo en la recámara, con Emiliano. La televisión prendida. Aristegui. Una voz: ¡Está temblando! ¡Está temblando! Yo, en la cocina, solté todo (mamilas, chupones, servilletas y el vaporizador) y corrí... a la recámara. Yo no decía "saca al niño, saca al niño" o "no grito, no corro, no empujo" o "traete las llaves del coche" o "¿donde están mis chanclas?" No. Yo decía ¿Dónde? ¿Dónde? (yo me imaginaba a Aristegui con el escenario que cambia de colores en la espalda mientras estoicamente manda a comerciales y en la pantalla se oye un biiiiip) Me encontré a Alfredo en el pasillo, con el niño en brazos. Discusión sobre si debíamos salir de la casa o simplemente ver el temblor por televisión. Confusión. Negación del temblor. Se mueven las persianas. Puede ser el aire. Traslado a otra recámara a ver si la lámpara se mueve. Se mueve. ¿Qué hacemos? No pues yo creo que ya dejó de temblar. ¿Tembló?. Vamos a preguntarle a la vecina si sintió algo... Francamente, creo que necesitamos un mejor plan de protección civil...