lunes, 11 de febrero de 2008

Antes te volviste arena de mar, granulosa y húmeda, dispersa, inmensa e incontable. Te perdiste bajo sus olas y pudiste percibir tu intención (.sin querer no tenías prisa y pretenciosa te quedaste hasta muy tarde.) Que arrogancia pensar que lo tenías, sólo porque no había huido.

Ayer por la mañana despertaste y contuviste el llanto. Caminaste hasta tu baño con deseos que fuera la última vez. Contemplaste tu rostro desmoronarse en el espejo. Cada paso, medido, cada esfuerzo, pensado. Mañana. Si alguien lo sabe, no eres tú. Te precias de darte cuenta que creó de la nada un mundo en tu cara para tí, para tu sonrisa.
Y te la creíste
Pero no más que él.

Piensas que no piensas porque crees que ya no hay nada que pensar
....wait a minute
¿Y que pensarían sus padres de ti?
...y respiras

3 comentarios:

Raymundo Ibañez dijo...

Felizmente, Rosario, Felizmente. Espero que desde ahora no dejes la maldita costumbre de escribir.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Una suave petición que se vuelve tautología, pronto deja de ser eufemismo.

Pero es la hora del sarcasmo; ahora prefieres regalar tu letra al espacio cuando antes la entregabas sólo con las brasas del encono.

¿Qué tendrá de único lo impersonal, que logra la confianza de los ríos?

Vela Perpetua

Samanthuela dijo...

ahora que estás aquí, no dejes que tu blog se vuelva como el mío, perdido en el olvido y recordado sólo para la tristeza. saludos!! a ver cuando nos vemos!!